Esta tarde hemos jugado un par de partidas a Pequeños Grandes Reinos.
El peque de la casa se quedó frito y aproveché con la mayor para jugar unas partidas para ver qué tal se me daba la modalidad de 2 jugadores.
La verdad es que son partidas bastantes dinámicas y con mucha agilidad, que se pueden terminar en un espacio muy corto de tiempo.
Como no existe la paz en partidas a dos jugadores, por fin pude ver cómo el concepto de “cuánto puedo gastar en la guerra” cobraba sentido en la cabecita de mi peque y antes de declarar la guerra en un territorio hacía recuento de cuántos recursos teníamos cada una de nosotras para poder o no atacar. Esto no había llegado a suceder en partidas anteriores, por lo que era casi una obligación por mi parte lanzar ofertas de paz cada vez que me atacaban un reino… ya que sabía de antemano que iban a perder y no era cuestión de deprimirlos.
Por otra parte, el tema de las razas es sumamente interesante, ya que en las primeras partidas jugadas, les dejaba seleccionar la raza que más les gustaba, y siempre acababan jugado con dragones, elfos, valquirias, humanos…. Pero en esta partida ya hemos puesto la norma de que la raza que te toque es con la que tienes que jugar, totalmente a suertes. Esto supone que se tienen que poner a analizar la raza que les toca y a veces descubre que es bastante más buena de la primera impresión que les había causado, por lo que aumenta su interés por este tema y se ponen a hacer preguntas sobre dicha raza.
En resumen, una muy buena horita que pasamos jugando en la que nos dio tiempo a unas dos partidas y media y en las que acabamos 1 a 1, aunque confesaré que en la última que tuvimos que suspender a medias porque ya era la hora de cenar yo llevaba claramente las de perder…