
Había leído mucho sobre Alta Tensión en la red y la verdad es que era un título que me llamaba bastante. Pero el tema de la presentación me echaba un poco para atrás, ya que tanto la caja como el tablero no es de lo más vistoso que se pueda encontrar en los juegos de mesa… colores apagados… visualmente poco atractivo, la verdad. También es cierto que si el contexto del juego (centrales eléctricas que queman recursos para producir energía, como carbón, petróleo…. ) encaja perfectamente con la sensación de fábricas, que en nuestra cabeza suelen ser grises y con poco colorido.
El caso es que nunca me había decido a adquirirlo por su presentación, pero cuando lo hemos probado he descubierto que es un juego fantástico, y con el precio que tiene probablemente lo habría adquirido antes de algunos juegos que ya he comprado y que visualmente me resultaron más atractivos. Sé que no está bien fiarse de las apariencias, pero la verdad es que desembolsar cierta cantidad de dinero en algo que no te ha entrado por los ojos… pues como que no.
Bueno, pero vamos con la partida. Leyendo y releyendo las instrucciones, conseguí colocar las piezas en el tablero en su posición inicial, pero a la hora de empezar los turnos… menos mal que una amable persona nos explicó cómo se juega, ya que yo sola con las instrucciones no era capaz de echar a andar la partida. Gracias, Julio!!
Una vez que arrancamos, la verdad es que genial. A los peques les costó un poco más el tema de las subastas de las centrales eléctricas, porque sobre todo mi peque pujaba hasta el infinito y más allá por centrales que o bien no le hacían falta o bien no eran tan sumamente buenas como para pujar esas cantidades desorbitadas por ellas, pero claro, se picaba con la hermana y se ponían los dos a pujar como locos.
Una vez superada la locura de las pujas y de darse cuenta de que si se gastaba todo el dinero ahí no tenía nada que hacer a continuación, echó un poco el freno y se dejó aconsejar por el resto sobre qué centrales le venían mejor.

Otro tema un poco peliagudo para ellos era la organización económica del turno, ya que al no tener soltura aún con las sumas de memoria, había que echarles una mano para calcular cuánto dinero tenían que guardar para expandirse y para comprar recursos, descubriendo así al resto de jugadores la estrategia que querían seguir.
En cuanto a las impresiones de ellos, a la mayor no le gustó mucho el juego (puede influir el hecho de que perdiera….) aunque no descartaba la opción de echar alguna que otra partida más adelante. En cuanto al pequeño le gustó mucho, pero claro está, necesita ayuda como hemos comentado con el tema de las sumas mentales. Tanto a mí como a mi marido nos encantó, ya que es un juego que deja poco margen al azar y depende en gran medida de las decisiones que se vayan tomando a lo largo de la partida.
En resumen, creo que es un juego buenísimo y con muchas posibilidades para toda la familia, pero es cierto que se debe tener un poco de soltura realizando sumas mentales para que la experiencia sea completa.