
¿Quién no ha jugado alguna vez a las chapas? Con circuitos hechos con piedras, con tizas pintados en las aceras del bloque o con cualquier otra cosa que nuestra imaginación pudiera idear para simular una pista en la que poder demostrar que éramos los mejores dándoles “chorlitazos” (también llamado chirlo o capirotazo en algunos lugares) a las chapas. Gracias al Pitch Kart tendremos la posibilidad de construir nuestra pista de madera auténtica con varias disposiciones para poder demostrarle al resto de jugadores el buen hacer que tenemos a base de capirotazos!
La verdad es que el juego lo vimos ya desplegado en una mesa de juegos y, al pasar por su lado, a mi marido le entró la morriña de sus tiempos mozos y preguntamos si podríamos echar una partida. Luego se apuntó otra peque para jugar y yo me retiré (no diré que a mi pesar, porque no fue así) para dejar paso a las nuevas generaciones.
La partida rápida y divertida. Me sorprendió mucho comprobar que todos tenemos las mismas ideas peregrinas a la hora de hacer trampas en este tipo de juegos, tal y como poner la ficha un palmo más allá de donde estaba cuando se sale de la pista, o de acompañarla con la mano gran parte del recorrido para dirigirla con más precisión hasta el punto exacto al que quieres que llegue… con la consiguiente protesta del resto de los participantes, por supuesto, que harán lo mismo y lo defenderán a muerte en cuanto se les presente la oportunidad.

En resumen, se pasa un buen rato en el que la habilidad y la picaresca son los ingredientes más importantes para ganar la partida, yo diría que casi a partes iguales.
Además, nos permite acercar a nuestros peques a esos juegos que practicábamos nosotros de pequeños en cualquier parte, con cualquier material (incluso chapas oxidadas!! Menos mal que antes el tétanos era menos peligroso!! :P).
Un buen rato para todos.