
Y hoy toca hablar de la nueva adquisición de este fin de semana: Goa. La verdad es que no teníamos pensado adquirir nada nuevo a corto plazo, pero encontramos un sitio web en el que estaba rebajado casi 25 euros y… lo compramos tras ver un poco el tema del que iba.
Goa es un juego de mesa de pura estrategia (con un poquito de suerte para ciertas acciones, pero mínima) en la que los turnos y acciones están muy bien estructurados, por lo que la duración de la partida, siempre que no hay un participante de los que se tiran dos horas pensando qué van a hacer en su turno, y es de aproximadamente unos 40 minutos por jugador.
Las reglas del juego no son difíciles de entender ni de ejecutar, por lo que mis peques (ambos) llevan el sistema de juego bastante bien. La dificultad, y de ahí la diversión desde mi punto de vista, es que hay muchos frentes para conseguir puntos de victoria a los que tienes que ir atendiendo a lo largo de la partida para no quedar cojo en ninguno de ellos. Es tremendamente difícil llevarlo todo a la vez cuando tienes tantas posibilidades a la vista! Aun así, aunque les cueste trabajo hacerse con la victoria, ya que acaban centrándose en un objetivo concreto y olvidando el resto, a ambos peques les gusta mucho el Goa.

Eso sí, quiero dirigirme ahora a los señores diseñadores de juegos de mesa, sin que nadie se ofenda que no es mi intención: por favor, ¡poned más colorido a los juegos!, ¡que no pasa nada!, ¡que la vida es lo de cada uno es lo suficientemente gris como para que los colores sean divertidos! ¡Seguro, seguro, seguro!
En relación al Goa, está ambientado en la colonización a través de barcos y por eso supongo que el fondo del tablero es de color azul, en relación al mar. Y aunque existe una amplia gama de tonalidades en el mar (azul intenso, azul agua-marina, azul celeste. etc, etc), también es cierto que pasar más de una hora delante de un tablero con un color muy fuerte predominante puede llegar ser un poco estresante para los jugadores. Ahora bien, a esas fichas color azul pastel… ¡dadles color!, a esas fichas de cultivos color marrón claro… ¡un poco más de contraste!

Y tras esta pataleta de colores, solo me queda decir que es un juego que me ha gustado mucho, con el que pasamos largos momentos entretenidos. A mi peque de 7 años, le cuesta un poco llegar hasta el final de la partida porque se le hace demasiado larga, pero a la de 10 le encanta. Y, por lo que a mí respecta, me parece un juego totalmente genial en cuanto a jugabilidad.
¡Ideal para las largas tardes de fin de semana en casa!