
Aquí os traemos otra partida a un juego de cartas (que no son santo de mi devoción) que mis peques han estado jugando por la tarde en casa con su padre: la polilla tramposa.
El nombre dice mucho del juego, ya que se tienen una serie de cartas en la mano, cuya decoración es de temática “polillas” y gana la partida el que antes se descarte de todas las cartas que tenga en la mano siguiendo una serie de reglas muy parecidas al Uno. Como novedad se añade la excepción de que los jugadores pueden deshacerse de cartas cometiendo una trampa… que es tirar cartas que tengan en su mano al suelo, al sofá, a la silla o donde pillen siempre que no sean vistos por otro jugador que es el que se supone que vela por la integridad y el juego limpio en esa mano de la partida: el vigilante, podríamos decir. Si el vigilante acusa y no es cierto, también es penalizado por ello, para que no la tome con nadie.
Pedagógicamente el juego me parece una total aberración, dado que normalmente gana el que mejores trampas haga y al que menos se le note que las está haciendo, pero la verdad es que se pasa un rato divertido viendo las ocurrencias de los peques al hacer las trampas. Llega un momento que tienes que explicarles (o al menos se lo tuvimos que explicar al más pequeño de los míos) qué es lo que no se debe hacer al hacer trampas porque es demasiado evidente:
- Si tiras una de tus cartas por encima del hombro, lo más probable es que te vea el vigilante.
- No se tiran cartas encima ni por encima del vigilante.
- Si una carta cruza completamente la habitación… bueno, la conclusión es similar a la del primer punto.
- Cuando uno se deshace de una carta y el vigilante no lo ve, no puede comenzar a reír descontroladamente, porque entonces el vigilante intuye lo que ha hecho y lo acusa.
En estas partidas es necesaria, al menos en mi casa, la presencia de un moderador, al menos en mi casa, porque también se producen situaciones del tipo “No seas mentiroso! Que no se me ha notado nada! Que no me has podido ver!” a lo que suele responder “Como que no te he visto! Si has sido muy descarado! Vamos, todo el mundo lo ha visto!”. Unas veces tiene razón uno y otras veces el otro… Así es que hay que dar una de cal y otra de arena….

Realmente no sería uno de los primeros títulos que escogería por temática (eso de enseñar como se hacen trampas para ganar… ya tendrán tiempo de aprenderlo), tipo de juego (personalmente no me gustan mucho los juegos de cartas) y precio (algo más de 15 euros)… pero ¡para gustos los colores!
¿Alguno de vosotros ha jugado?¿Qué os parece?