Lo primero es lo primero: feliz año nuevo a todos!
Sé que llevo algún tiempo sin escribir nada en el blog, pero la verdad es que hemos tenido unas semanas con poco tiempo y mucho juego de mesa… lo que conlleva poco tiempo para ir escribiendo lo que vamos probando.

Uno de los juegos que hemos tenido oportunidad de probar estas navidades ha sido la vuelta al mundo en 80 días. Desde que lo vimos en el festival de juegos de Córdoba, me quedé con ganas de probarlo: mucha variedad de transportes, geografía, una historia muy chula de Julio Verne para contar a los peques…. ¿quién da más?
El objetivo del juego es ir haciendo el recorrido que se describe en la novela homónima de Julio Verne, empleando para ello distintas cartas de transporte (con posibilidad de viajar en barco o en tren) y distintas cartas sorpresa, que incluyen tanto mejoras en los transportes existentes como desastres para todos los jugadores. Cada vez que se utiliza una carta de transporte, se invierten una serie de días en realizar el trayecto, y se van sumando al contador general del juego. El primer jugador que consiga volver a Londres, que es la ciudad inicial, en el menor número de días gana la partida.

La puesta en escena de La vuelta al mundo en 80 días es bastante sencilla. Al no haber un gran número de componentes en el juego, tampoco hay una complicación excesiva a la hora de colocarlos. Hay dos mazos de cartas, unos marcadores de bonificación en cada ciudad y un peón por cada jugador y otro para el detective. Y las monedas, que no las hemos usado mucho, pero existen. En menos de dos minutos está todo colocado y preparado para comenzar la partida.
La mecánica del juego, fácil de explicar y fácil de entender. Al principio de cada ronda se descartan las cartas de transporte no utilizadas y se saca otra tanda de cartas de transporte igual al número de jugadores más uno. Cada jugador en su turno, roba una carta de transporte, decide si ejecutar o no la acción asociada a la carta de transporte robada, decide si quiere pasar a la siguiente ciudad y paga el coste necesario en cartas de transporte, y en caso de que tenga más de seis cartas en la mano, se descarta de las necesarias hasta quedar e seis. Si nadie ha ejecutado la acción de primer jugador, al final de la ronda la ficha de primer jugador se pasa al siguiente jugador e sentido horario. Además, hay unas cuantas reglas especiales sobre las cartas de transporte y sobre algún trayecto especial de una ciudad a otra, pero siempre bastante sencillo.

El aspecto visual lo considero el adecuado. El tablero es resultón. Una de las beldades sobre el juego que cuentan es que sirve para situar geográficamente ciudades en el mapamundi, pero a los peques no les resulta tan obvio que la ciudad no está situada en el dibujo que se muestra en el mapa, sino en el puntito rojo de la flecha que une la ciudad con el dibujo. Me dí cuenta cuando me dijeron algo así como “pues desde Bombay a Calcuta no se puede ir ni en elefante ni andando, porque hay que cruzar el mar!”. Entonces me fijé en la flecha y el puntito, que hasta el momento ni me lo había planteado.

El juego está pensado para hasta 6 jugadores, y la verdad es que se nota mucho cuando el número de jugadores es menor. A dos jugadores, la estrategia no existe: la partida se basa en ir haciendo el mismo recorrido que tu adversario esperando que la suerte te sonría a la hora de robar las cartas de transporte, ya que si te quedas atrás pierdes la partida sí o sí. A más jugadores, ya entra un poco en juego la estrategia, ya que puedes decidir esperar un poco en una localización con el fin de obtener mejores cartas de transporte y conseguir dar la vuelta al mundo en menos de 80 días. Ya con cuatro jugadores, comienzas a poder hacer algo de estrategia.

A mí personalmente no me apasiona demasiado, es más, me resulta un poco aburrido. Os podéis preguntar ¿por qué entonces hemos jugado en casa unas cuantas partidas tirando a muchas? y la razón es sorprendente: a mis peques les encanta! No me explico cómo ni por qué, pero es un juego al que están dispuestos a jugar una y otra vez. Creo que les llama mucho la atención eso de que quien tenga más puntos (equivalentes a días de viaje) pierde. También, cada partida se la toman como un reto personal en el sentido de ver si consiguen dar la vuelta al mundo en menos de 90 días, que es, por lo general, lo.poí7 que están tardando en darla. Para mí sigue siendo todo un misterio cómo les gusta tanto, ¡pero es así!
Mi recomendación, por tanto, es que si tenéis la oportunidad de probarlo, lo hagáis antes de comprarlo. Es la primera vez que en mi casa gusta tanto tanto algo a unos y tan tan poco a otros, y me ha sorprendido muchísimo.
Cuál ha sido vuestra experiencia con este juego? Os ha gustado, os ha dejado indiferentes, o por el contrario os dan ganas de bostezar cada vez que se os menciona? Compartid con nosotros vuestras experiencias!!
Me gustaría probarlo a ver en que grupo de los dos estoy jejeje
Búscate un grupo amplio de personas para jugarlo, que como hagas una partida con pocos jugadores seguro que te decepciona…
Eso es más complicado jeje gracias por el consejo 🙂
Cuando quieras nos vemos por aquí para probarlo!