
El juego de la vida (The game of life)… suena bien, ¿verdad? Pues además de sonar bien es un juego que llama mucho la atención de mis peques. Mientras escribo esto, por ejemplo, están jugando en el salón con unos amigos que han venido a verlos a este juego, y se lo están pasando pipa mientras hacen el cabra con cada una de las pruebas que se plantean en el juego.
En el juego comenzamos con un coche que determina nuestro color en la partida. En el coche va un pasajero, que puede ser un monigote rosa o un monigote azul, que representa a nuestro personaje. Con ese coche vamos avanzando por un tablero en el que tendremos que adoptar una serie de decisiones en nuestra vida, que pasan por elegir una carrera profesional o universitaria, conseguir un trabajo, tener una pareja, tener descendencia, irse de vacaciones… y al final del camino, elegir un lugar de retiro que puede ser una hermosa casa de campo o un residencial algo más urbanita. Por el camino, podremos comprar alojamientos, recibir nuestro rendimiento laboral, cambiar de trabajo para intentar mejorar… y todo ello nos dará un saldo contable al final de la partida que será el que determine el ganador: aquel que tenga más dinero al final de la partida tras vender todas las propiedades que posea, es el ganador.

La puesta en escena de El juego de la vida es muy sencilla. Tablero al centro, barajar cartas de acción y de viajes, ordenar el dinero y elegir un coche de un color y un conductor para el mismo. Ya está. El tablero es grandecito, y hay que dejar espacio alrededor del mismo para que los jugadores coloquen sus ahorros, tarjetas de acción conseguidas y demás tarjetas personales.
La mecánica del juego es similar a la de la oca. Vas tirando el dado, que en este caso es una ruleta, y con el resultado obtenido vas moviendo el coche por el tablero hacia delante. En función del tipo de casilla en la que caigas, tendrás que realizar una acción o robar una tarjeta de acción que dará una recompensa al jugador que la ha robado o al resto de jugadores, dependiendo del contenido de la carta. Por ejemplo, ahora mismo acaban de robar una tarjeta en el que los jugadores participan en un concurso de baile, y tras ejecutar un baile cada uno de ellos, tiran la ruleta y el que saque el número más alto es el ganador del concurso… La partida finaliza cuando todos los jugadores hayan llegado al final del camino; podréis pensar que habrá jugadores que se queden mirando mientras el resto de jugadores llegan al final de recorrido, pero más o menos, escojan el recorrido que escojan, llegan todos casi al mismo tiempo. También se puede pensar, viendo la cantidad de casillas del tablero, que la partida será extremandamente larga, pero en una hora como máximo, la partida está terminada.

En cuanto al aspecto visual, El juego de la vida es muy vistoso. En el tablero no queda ni un hueco libre, todo lleno de detalles y de colores muy vistosos, la estética de las fichas de jugador (que son los coches), las tarjetas, la ruleta… todo es muy atractivo para los peques (y no tan peques). También me parece muy divertido el que cuando aumentas la familia se pone un nuevo monigote en el coche/ficha de jugador. Algo que no me gusta demasiado es que los monigotes sean solo azules o rosas, niños o niñas, estereotipo de toda la vida. Por qué no pueden ser de colorines? Podría haber monigotes blancos, negros, azules, rosas, rojos, amarillos, marrones, violetas… Un punto bueno del bicolor es que los peques se plantean, cuando caen en la casilla del matrimonio, que pueden tener una pareja del mismo color al suyo o distinto al suyo, y preguntan si quieren una pareja igual o distinta y lo normalizan dentro del juego. Aún así, me gustarían más los monigotes de colores.

Como punto positivo del juego, destacar que los peques juegan solos porque es bastante sencillo, y se puede explicar en un momento a los nuevos jugadores. Además, lo de los coches, monigotes y la ruleta les llama mucho la atención. Como punto negativo del juego, y que conste que es una opinión personal, me resulta un poco aburrido tirando a bastante, por lo que no es un juego al que me apetezca jugar cuando mis peques me lo proponen. Pero bueno, como lo sacan en cuanto vienen amigos suyos en casa, pues ve bastante mesa y no tienen demasiado mono de jugar a él. De precio tampoco es excesivamente caro, por lo que se amortiza fácil.
Hace poco estuve en un centro comercial y lo vi en una de las estanterías que ya están montadas a más de dos meses de la Navidad… Me congratula que cada vez se van encontrando más juegos de mesa en estas estanterías, y lo de que estén montadas a más de dos meses es otra historia que tendrá que ser contada en otra ocasión…

También hay una versión de El juego de la vida para dispositivos móviles que es totalmente similar al juego de tablero, y se puede utilizar para jugar más de un jugador en el mismo dispositivo. Además, esta versión digital incluye algunas animaciones para algunos de los eventos disponibles en el juego, como el matrimonio o el retiro.
Otra curiosidad de El juego de la vida es que Hasbro ha sacado versiones con personajes de series animadas, como Los Simpson, Yokai Watch o Monstruos S.A. Las he encontrado demasiado tarde, pero reconozco que si hubiese encontrado estas ediciones especiales antes, seguramente las hubiese comprado en vez de la versión clásica.

Mis conclusiones: si tenéis peques con un rango de edades entre los 7 y los 12 años, el juego de la vida es un juego muy recomendable, tanto porque les gusta como porque son capaces de jugarlo solos. Si tenéis intención de jugar con ellos, yo no lo calificaría como un juego divertido, entretenido y rejugable, al menos desde mi punto de vista.
Vosotros conocéis El juego de la vida? Lo tenéis en vuestras estanterías? Compartid vuestros comentarios con nosotros!