
El fin de semana pasado tocó rejugar a un eurogame puro y duro, que yo ya había jugado pero mis peques aún no habían probado: el Grand Hotel Austria.
En este juego, cada jugador es un empresario que quiere aprovecharse del boom económico y artístico que surge en la ciudad de Viena a principios del sigo XX abriendo un hotel para dar hospedaje a todas las personalidades del arte, la economía y la política que pululan por sus calles. Para que el hotel prospere, debemos satisfacer las necesidades de nuestros insignes clientes, tanto las relacionadas con la gastronomía como las relacionadas con el tipo de habitación que les gusta, y así poder ganar recompensas para ir mejorando y ampliando nuestras instalaciones. Dado que en esa época el emperador es la persona más importante del reino, no podemos olvidarnos de rendir homenaje al emperador en cada una de nuestras acciones, ya que si no despertaremos su cólera y caeremos en desgracia, sufriendo unas consecuencias desastrosas que paralizarán el ritmo de desarrollo (bueno o malo) que hayamos conseguido alcanzar.

La preparación de la partida al Grand Hotel Austria es algo lenta, ya que el juego consta de un elevado número de componentes que tendremos que organizar y colocar cada uno en su posición del tablero común para que estén disponibles a todos los jugadores. Como ya he comentado en otras ocasiones, una buena organización de los componentes a la hora de ser guardados ayuda mucho a esta tarea, que en condiciones de “orden total” nos puede llevar unos 10 minutos de preparación.

La mecánica del juego no es demasiado complicada. El juego se divide en 7 rondas en la que los jugadores tienen dos turnos cada uno. En cada uno de sus turnos los jugadores podrán captar clientes (si tienen espacio libre en su restaurante), servir las mesas de sus clientes, construir habitaciones, contratar empleados, realizar la compra de comida para el restaurante… un amplio abanico de posibilidades que dependerán de la tirada de dados que el jugador inicial realice al comienzo de la ronda. Es esencial que se calculen minuciosamente dichas acciones, ya que siempre nos va a quedar la sensación de que no hemos hecho todo lo que queríamos hacer, y a veces, por un mal cálculo en el dinero que tenemos, nos quedamos en un turno a medias y hace que incurramos en el desagrado del emperador, y eso nos hará perder la partida… En las rondas 3, 5 y 7 será cuando se hagan valer los favores del emperador, por lo que tendremos que procurar llegar a estas rondas con puntuación suficiente para no desagradarlo.

Por último, y desde mi punto de vista uno de los puntos esenciales de un juego, está su aspecto visual. En este sentido el juego está muy conseguido. Creo que los tableros son suficientemente vistosos como para que encanten a los jugadores nada más desplegar el tablero y la temática está bastante bien conseguida. Como algo mejorable (siempre uno encuentra cosas que mejorar, ¡qué fácil es criticar!), personalmente me gustaría que los cubitos de comida/bebida del restaurante tuvieran formas; por ejemplo, el marrón que es el café, podría tener forma de taza, y el blanco, que es pastel, forma de tarta. Es una tontería mía, pero resultaría mucho más adorable desde mi punto de vista… Por el resto, nada que objetar. Los componentes son preciosos y las ilustraciones muy bien ajustadas a la temática del juego. Por cierto, que buscando en Internet me he encontrado que no soy la única a la que le gustarían los cubitos con formas de comida (véase fotografía superior tomada de la web Top Shelf Gamer).
En el Grand Hotel Austria hay muchas formas distintas de puntuar, siendo la más importante el conseguir huéspedes en el hotel, pero ésto solo es una forma de abrirte paso para conseguir otras metas que, aunque se puede pensar que son secundarias, dan unas puntuaciones que pueden hacer que se incline la balanza del jugador ganador al final de la partida. Los puntos de emperador son un gran trampolín hacia la victoria, teniendo en cuenta, además, que impedirán sufrir la ira del emperador. Los objetivos principales también otorgan una gran cantidad de puntos. Por último, los empleados especiales que contratemos nos darán ventajas nada despreciables a lo largo de la partida e incluso al final de la misma nos pueden otorgar unos puntos nada despreciables.

En la partida que jugamos en casa, mi peque mayor nos machacó. Un mal cálculo económico por mi parte hizo que en los últimos turnos no pudiese desarrollar mi hotel al ritmo deseado, lo que me llevó a quedarme rezagada en la puntuación y, finalmente, perder la partida. Mi otro peque hizo lo que pudo, y consiguió casi igualarme en puntuación, lo que no está nada mal dada la complejidad del juego.
Como conclusión, señalar que el Grand Hotel Austria me parece un gran juego para tener en casa. Dado que es algo complejo de jugar, no podemos esperar que los más peques nos ofrezcan mucha competencia a lo largo de la partida, pero seguro que estarán encantados de jugar dada la ambientación del juego. Y los menos peques, seguro que os sorprenden en un momento dado y aprovecharán las equivocaciones ajenas para alzarse como vencedores absolutos de la partida.
Qué tal os parece el juego? Lo habéis probado? Compartid vuestros comentarios con nosotros!!