
¿A alguien le gusta el mundo de la bolsa? O tal vez la pregunta más dolorosa sería: ¿alguien entiende el mundo de la bolsa? Desde mi punto de vista es una de las cosas más incomprensibles con las que me he topado, y eso que estuve unos años trabajando para una de las sociedades de valores y bolsa más importantes del país. Sabía cómo se compraba, sabía cómo se vendía, sabía incluso cómo había que declarar legalmente la compra-venta de acciones… todo el tema burocrático lo conocía a la perfección. Lo único que me fallaba es conocer el porqué de las subidas y bajadas de los distintos valores. Digamos que lo básico, vamos. Supongo que siempre me ha quedado ahí esa espinita, y la verdad es que cuando vi el Wall Street 1920 me llamó la atención precisamente porque su desarrollo y puntuación depende de la compra-venta de acciones en bolsa y las fluctuaciones del mercado de valores.

En parte el nombre está bien claro: Wall Street, uno de las mayores y más antigua de las bolsas existentes en el mundo. Hasta ahí todo claro. ¿Pero el 1920? A mí me sonaba vagamente, y ya me picó la curiosidad y me puse a buscar información. Pues bien, el 16 de septiembre de 1920 se produjo un atentado frente a la sede del la centra del banco de JPMorgan que acabó con la vida de cerca de 40 personas, y este atentado causó que por primera vez en su historia, el comercio en la bolsa de valores de Nueva York se detuviese. El parón fue de menos de 24 horas, ya que los destrozos causados por el atentado fueron rápidamente retirados de los aledaños del número 23 de la calle Wall Street para que al día siguiente el mercado de valores pudiese reanudar su actividad habitual. Yo tampoco me lo explico, pero así fue.
Ambientación del juego

En Wall Street 1920 representamos cada uno de los jugadores a una empresa que quiere aumentar su capital mediante al compra-venta en el mercado de valores de cuatro activos diferentes: petróleo, acero, algodón y maíz.
Realizando movimientos en círculo en el sentido que marque ese momento el mercado, podremos comprar y vender diferentes tipos de activos, adquiriendo acciones, provocando la subida o bajada de los precios, aumentando el capital activo de nuestra empresa e incluso provocando un cambio en el sentido del mercado.
Todo acabará con el atentado de 1920. En ese momento calcularemos cual es el beneficio obtenido por nuestra empresa y se declarará como ganador el jugador con mayor capital acumulado.
Puesta en escena

La puesta en escena es de lo más sencilla.
Cada jugador toma una carta de empresa y la coloca con el lateral del número 4 mirando hacia el centro de la mesa. Ese será el valor actual de los activos de dicha empresa. También ha de seleccionar un color y tomar la ficha redonda y el meeple de su color. Por cierto, mis peques llaman al meeple Abraham Lincoln; es una chorrada, pero me hizo mucha gracia (amor de madre!).También recibe 4$.
Se barajan las cartas tanto de acciones como de fluctuaciones de mercado. Entre las 9 últimas cartas se baraja la carta de “boom!”. El mazo se coloca bocabajo en el centro de la mesa. Se roban del mazo tantas cartas como jugadores haya más cuatro, y se colocan bocarriba alrededor del mazo. También se ha de colocar en este círculo la carta de “sentido del mercado” por donde tiene las flechas en verde.
Por último, y antes de comenzar la partida, cada jugador coloca comenzando por el jugador inicial y siguiendo el sentido de las agujas del reloj, a su Sr. Lincoln en una de las cartas disponibles.
Todo listo para comenzar la partida!
Mecánica del Wall Street 1920

Cada jugador podrá realizar una de tres acciones en su turno. No voy a detenerme mucho en cada una de ellas, porque para eso están las instrucciones y además están muy bien detalladas. Las acciones son las siguientes:
- Mover y adquirir: la persona jugadora moverá al menos una posición su peón en el sentido del mercado vigente y adquirirá la carta a la que llegue por un valor igual al que señala dicha carta más el número de movimientos que haya realizado hasta llegar a la misma. Es obligatorio moverse. Esto es muy importante en el primer turno, porque no nos podemos colocar encima de la carta que queremos, sino justamente en la anterior.
- Vender: la persona jugador no mueve su peón, descarta la carta sobre la que se encuentra y la sustituye por una carta de acciones que tenga en su poder más la carta superior del mazo. Obtendrá tantas monedas como resulte de aplicar el número de acciones vendido por la mitad del precio estipulado en el mercado para el valor vendido.
- Aumentar capital: la persona jugador paga 2$ para aumentar en uno el capital disponible de su empresa. Durante esta acción descartará la carta superior del mazo. La carta de capital de la empresa se rotará para que quede apuntando al centro de la mesa el nuevo capital disponible para su empresa.
Cuando en el mazo de robo aparezca la carta de bomba, se terminará la ronda actual y el juego finalizará.
Aspecto visual
El aspecto visual del juego me parece fantástico. Desde mi punto de vista, con unos componentes muy sencillos se consigue introducir al jugador perfectamente en la partida. Además, como todo va perfectamente indicado a través de símbolos, en el momento que te haces con los iconos todo va mucho más fluido.
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Solo considero que hay una cosa mejorable: los colores de los valores del mercado. Verde para el maíz, bien. Blanco para el algodón, bien. Morado (pero oscuro, no lila) para el acero, ya empezamos. Negro para el petróleo, y rematamos la faena. Unimos el color oscuro de estos dos últimos valores de mercado con el color oscuro (incluso podría decirse que negro) del tablero de valores de mercado y ya se ha liado, porque cada vez que quieres saber a cuánto está cotizando el acero o el petróleo pareces un búho haciendo círculos con la cabeza para ver si consigues ver por el relieve del cubito a cuánto anda la acción…
Por lo demás, como ya he dicho, fantástico.
Experiencia personal

El juego para mi gusto, está genial. Es un juego rápido, en el que apenas hay AP, y de reglas sencillas.
Es cierto que a los peques les cuesta un poco coger el tema del mercado de valores y cómo funciona, pero una vez que han jugado una o dos partidas, ya entienden perfectamente cómo funciona el juego (el mercado de valores real es otra historia).
Otra ventaja del juego es que la partida se hace rápida, aunque finalmente es aproximadamente una hora de juego lo que dura la partida.
También es bastante emocionante, decepcionante e irritante a partes iguales los altibajos que sufre el mercado. Eso de hartarte de comprar acciones de un tipo y que el resto se de cuenta y empiece a dejar caer los precios… ¡te pone de los nervios (por no decir otra cosa)!
Terminando: Wall Street 1920 es un juego divertido, en el que lo que vayan haciendo los otros jugadores te afecta de forma muy directa a la estrategia de juego que utilices. Para los más peques es un poco difícil de pillar en concepto, pero tras una partida, es pan comido para ellos. Rápido de jugar y con un aspecto estupendo.
¿Habéis jugado al Wall Street 1920? ¿Habéis “jugado” alguna vez en bolsa? Comentadlo con nosotros!