
Un nuevo juego ha entrado en nuestras estanterías. Mi buen propósito de este año era no comprar juegos hasta no haber machacado todos los que tenemos por casa, pero no hay manera. No he podido resistirme a este juego: Welcome hacia el perfecto hogar.
Partimos de la base de que se trata de un juego de construcción urbanística (uno de los dos temas que me vuelven loca en los juegos de mesa), y como añadido en este juego somos promotores inmobiliarios que hemos de construir casitas con las mejores características para ganar la partida… ¿Adivináis quien quiere ser vendedor de mansiones cuando sea mayor? Mi peque mas peque…. Esta afición le viene a raíz de un programa de televisión que yo veía a la hora de la siesta y que iba de unos vendedores inmobiliarios en California… pero eso es otra historia.
El caso es que cuando vi el juego pensé: “seguro que al peque le encanta!” Y ya tuve la excusa perfecta para comprarlo. No es egoísmo! No es ansia viva! Es por mi peque! (Repetir esto como un mantra hasta que nos lo creamos).
Ambientación del juego.

En Welcome hacia el perfecto hogar somos unos arquitectos en los Estados Unidos durante los años 50, durante el Baby Boom, que tenemos un proyecto consistente en la construcción de tres calles de viviendas unifamiliares a las que tendremos que dotar de vallas, piscinas, zonas verdes, rotondas, ademas de especular en el mercado inmobiliario para conseguir el barrio con la mayor puntuación al final de la partida.
Para ello, se nos dará el plano de nuestro barrio, sobre el que tendremos que ir dibujando las características que va a tener. Si, he dicho dibujando, porque un plano solo sirve para una partida ya que acaba totalmente pinturruqueado al final de la misma. Menos mal que el juego trae 100 planos…
Puesta en escena.
La puesta en escena del Welcome hacia el perfecto hogar es una de las mas complicadas de las que me he encontrado. Y os preguntareis: tiene un elevado numero de componentes? Pues no: tenemos una hoja de barrio por jugador, cartas de dos tipos y ya.
Hay que hacer la integral de µ para preparar las cartas? Pues tampoco… las cartas de objetivos se barajan y se saca una de cada numero. El resto se devuelven a la caja. Las cartas de construcción se separan en tres montones de 21 cartas cada uno y se colocan encima de la mesa con la cara del numero hacia arriba.
La primera dificultad que nos encontramos al preparar la partida es que necesitamos un utensilio de escritura por persona… ¿No os ha pasado nuca que cuando sabéis donde hay un bolígrafo y lo cogéis no pinta? Pues este juego es perfecto para experimentar esa frustración… Al final siempre acabamos tirando de los colores de la mochila del cole de los peques… Vivan los barrios coloridos!

La segunda dificultad, que es casi mas patética que la primera: ponerle un nombre a tu barrio. A ver, no es obligatorio, pero intentas que los peques lo hagan para fomentar su imaginación sin pensar en que la imaginación de uno mismo esta algo anquilosada… Idea 1: pues mi barrio se llamara ‘mama’. Acto seguido tus peques le ponen su nombre al barrio… cachis! Esa no era la idea! Siguiente partida: nombre del barrio ‘mama 2’. Por favor, neurona, ¡despierta! Vamos, que si quieres un resultado mejor y que tus peques se estrujen un poco la cabeza, ya te puedes poner las pilas o tus barrios se convertirán en números secuenciales de tu nombre…
Fuera de bromas, el juego es muy sencillo de colocar para comenzar una nueva partida.
Mecánica de Welcome hacia el hogar perfecto.
La mecánica también es muy sencilla. Se voltea a la derecha la primera carta de cada montón, se elige la pareja numero/acción que se quiera, y se colocan en el barrio. Todos los jugadores lo hacen a la vez, ya que varios jugadores pueden utilizar la misma pareja de cartas. Es lo que algunos denominan un multisolitario.

Las acciones que se dan en las cartas son las siguientes:
- Construir casa con piscina.
- Recibir ayuda de personal contratado del ayuntamiento para construir una vivienda.
- Además de la casa, construir una zona verde.
- Especular en el mercado inmobiliario después de construir la vivienda.
- Construir una casa con numero bis.
Adicionalmente, si no se quiere utilizar o no se puede colocar ninguna de las combinaciones de cartas, podremos pasar (marcando la penalización en el tablero) o construir una rotonda en el modo avanzado, que dividirá la calle en dos, pudiendo reiniciar la numeración de las viviendas.
También se tienen que tener en cuenta los planes urbanísticos de la ciudad. Para ello, disponemos de tres cartas de objetivos que al cumplirlos nos dan puntos. El primer jugador que cumple el objetivo se lleva una puntuación superior al resto. Si varios jugadores cumplen el objetivo en el mismo turno, todos se llevan la puntuación máxima disponible.

Una casa que se ha utilizado para cumplir un objetivo no puede ser utilizada para cumplir un objetivo distinto, por lo que se recomienda hacerle una señal en la parte superior para recordar que ya se ha usado. Tras cumplir un objetivo, el jugador que lo ha cumplido tiene opción de volver a barajar todas las cartas y volver a poner los tres montones. Y es muy recomendable que lo haga, porque con 27 cartas que se pueden jugar hasta que se agota el montón, no hay suficientes para rellenar todo el barrio (que tiene 33 casas).
La partida finaliza en el mismo momento que se dan una de las tres siguientes condiciones: un jugador cumple los tres objetivos, un jugador pasa tres veces porque no puede colocar nada en su tablero o se acaban los montones de cartas.
Aspecto visual.

Tanto la caja como las tarjetas de ayuda están ambientadas en los barrios americanos que salen en las películas de los años sesenta. Como no he estado nunca en los EEUU no podría decir si son o no de verdad, pero son los que he visto en la tele. Solo les falta el felpudo con el texto “Welcome” en la puerta, que como la perspectiva es desde muy lejos seguro que está pero no se aprecia.
Además las cartas tienen detalles que les dan aspecto de estar envejecidas, como una marca de un vaso en una esquina, o unas manchas de algo derramado, o unas anotaciones en el margen.
La hoja del barrio es muy bonita y colorida, y cumple al 100% su función. En la parte inferior tiene una serie de casillas para ir sumando la puntuación al final de la partida, lo que facilita mucho la tarea y puedes llegar a sumarlo todo sin tirar de la calculadora del móvil.
En conjunto, Welcome hacia el perfecto hogar tiene un estilo muy muy cuidado, simulando que es antiguo y ha sido realizado en los años 50, tanto por estética como por antigüedad de los componentes.
Experiencia personal.

Pues Welcome hacia el perfecto hogar es un juego por el que me costó mucho decidirme por eso de que “pintas” en las hojas del juego y después de “unas cuantas partidas” ya no puedes jugar más. Finalmente me decidí por dos cosas:
- Después de construir 100 barrios (el juego trae 100 hojas), ya sea en solitario o acompañado, el precio del juego está más que amortizado.
- El juego trae un código QR con el que nos podemos descargar la plantilla de las hojas de barrio para sacar más copias si en algún momento se te acaba el tocho que trae.
Eso sí, yo no tiro ni uno de los barrios a los que hemos jugado, porque me resulta muy divertido echarle un vistazo de vez en cuando a los barrios que hemos hecho y las ocurrencias de decoración que hemos tenido tras el final de la partida.
Me parece un juego de lo más simpático. Lo he probado tanto con mis peques como en solitario, y de las dos formas me encanta. Cierto es que el juego trae unas reglas un poco diferentes para el juego en solitario que para el juego con más personas (es de 1 a 100 jugadores, ¡jejeje!), pero yo juego de la misma forma en los dos modos.

También trae unas reglas “avanzadas”, en las que se incluyen las rotondas y otra en la que se realiza un draf de cartas. Lo de las rotondas nos gusta, y lo hemos metido como una regla más del juego, pero lo del draft no lo vemos demasiado claro y no lo hemos llegado a usar.
Después de la partida, siempre puedes decirles a tus peques que adornen el barrio con carrozas y cintas y guirnaldas si han ganado la partida (o si no también), y te pegas unos buenos lotes de reír con las ocurrencias de los enanos. Eso sí, en mi caso no querían pintar nada sobre su barrio hasta que me vieron a mí ponerme ha hacer garabatos sobre mi barrio como si no hubiese un mañana. A partir de ahí, todos los barrios acabaron de fiesta.
Terminando
Una muy buena elección para un juego rápido, vistoso y que te deja con ganas de echar una partida tras otra por el simple hecho de construir “el barrio perfecto”. Es fácil de entender para los peques, y las primeras partidas les pueden resultar un poco caóticas, porque no calculan bien dónde poner cada número para que toda la calle quede en orden (ojo, que a mí también me ha pasado), pero a partir de esa primera partida, ¡esfuérzate para ganarles!
¿Qué os parecen los juegos con tableros desechables?¿Tenéis alguno o habéis jugado a alguno? ¿Os da penita tener que tirarlo después o guardáis hasta los insertos? ¿Qué os parece este Welcome hacia el perfecto hogar? ¡Compartidlo con nosotros!