
Pues esta vez vamos de exploradores por la vida… La isla fue encontrada por mi peque más peque en una tienda y le llamó mucho la atención el frontal de la caja, y ya cuando le dio la vuelta se enamoró perdidamente de él y se ofreció a comprarlo (¡con su propio dinero!) porque el encantó lo que vio.
Luego llegué yo, estuve leyendo un poco el desarrollo del juego y me pareció, como poco, divertido, así es que decidí regalárselo (lo sé, ¡soy un amor de madre!). Desde entonces nos hemos echado unas cuantas partidas, que no suelen ser muy largas, y resulta muy vistoso y divertido en mesa.
Ambientación del juego
En la isla, somos los jefes de una expedición científica compuesta por cinco exploradores que tiene que explorar una isla desconocida hasta la fecha, habitada por cinco especies distintas de animales. Cada jugador tiene un equipo de cinco científicos y tenéis que capturar las distintas especies animales que la habitan para estudiarlas (y por supuesto, para conseguir puntos al final de la partida). Para conseguir capturar una especie de animal, tenemos que rodear al animal con nuestro equipo de trabajo, y así lo podremos llevar a nuestro campamento.
En el momento en que se hayan estudiado suficientes especies entre todos los jugadores, la isla se dará por conocida y la partida se dará por terminada.
Puesta en escena.

Lo primero que habrá que hacer es montar la isla. Es un tablero variable muy muy curioso, ya que las piezas que lo conforman tienen una forma que nunca había visto. Para ello, se sitúa la pieza central del tablero, y se van añadiendo piezas alrededor de forma aleatoria hasta que tengamos una isla con forma casi circular.
Ahora, tendremos que colocar de manera aleatoria una pieza de animal de las pequeñas en cada espacio existente entre un grupo de números. En total se colocarán 30 animales repartidos de manera aleatoria por toda la isla.
Colocaremos el panel de especies a un lado del tablero, con una ficha de las hexagonales al principio del marcador de cada una de las cinco especies existentes. En este tablero también colocaremos un explorador de cada color por cada jugador que haya en la partida.
Finalmente, se le dará a cada jugador un tablero individual de los alargados, cuatro exploradores, cinco cubos de terreno (uno de cada color por cada tipo de terreno que hay) y una ficha grande de especie. Se barajarán las 180 cartas que vienen en el juego y se colocarán al alcance de todos los jugadores en uno o varios montones bocabajo sobre la superficie de juego.
¡Ya está todo preparado para comenzar!
Mecánica de La isla.

Una de las cosas buenas que le veo a este juego, es que el turno de los jugadores se juega prácticamente de forma simultánea, lo que ahorra mucho AP y tiempos desesperantes de espera.
Al principio de cada ronda, cada jugador roba tres cartas de cualquiera de los montones existentes sobre la mesa y las mira en secreto. Luego ha de seleccionar cual colocará en su tablero en los espacios disponibles para ellas: A, B y D.
Cuando todos estén preparados, se le da la vuelta de forma simultánea a la carta que hay colocada en la posición A, y cada jugador debe decidir dónde colocar su mejora en los tres espacios que hay en la parte superior de su tablero individual. Si hay espacios libres no hay conflicto y se coloca en uno de los espacios libres, pero cuando llega el cuarto turno (y en adelante), tendremos que descartar una de las cartas existentes en estos espacios y colocar la que nos ha llegado. Esta acción es OLIGATORIA, y no se puede descartar la carta recién adquirida.
Luego pasamos a desvelar la carta que ocupa la posición B, y todos los jugadores tomarán de la reserva general un cubo de terreno del color indicado en la esquina inferior izquierda de su carta B.
Y ahora sí que es importante el orden y se han de hacer las acciones siguiendo el mismo. Cada jugador puede pagar dos cubos de terreno del mismo color para colocar uno de sus científicos en un campamento de ese tipo de terreno. En el caso de que ya no queden científicos en el campamento (tablero individual), tendrá que mover uno de los que ya están dando vueltas por La isla a otra posición. Si al colocar este científico se rodea por completo uno o más animales, el jugador se llevará a su campamento la ficha o fichas de animales obtenidas, pero los científicos se mantendrán en sus posiciones en la isla.
Por último, los jugadores le darán la vuelta simultáneamente a la carta colocada en la posición D de sus tableros. Por orden de turno, incrementarán el contador del tablero de especies en uno a la especie indicada en la parte inferior derecha de su carta. Al subirlo, el jugador que lo ha subido se llevará tantos puntos como valga esa especie multiplicados por el número de animales que ha conseguido capturar.

Ahora se ha de mirar si se cumplen la condición de fin de partida, que consiste en que las especies investigadas sumen entre todas ellas siete, nueve u once puntos (para dos, tres o cuatro jugadores respectivamente).
La puntuación final es la siguiente:
- 10 puntos para cada conjunto de 5 animales de especies diferentes.
- Se vuelven a puntuar todos los animales que hayamos capturado según el tablero de especies.
- Un punto por cada dos fichas de terreno que tengamos en nuestra reserva.
El jugador con más puntos gana la partida.
Aspecto visual

La isla es uno de los juegos con más variedad visual que he visto en mucho tiempo. Por un lado, el tablero es una mezcla de colores para los ojos, por otro lado tenemos cubitos de madera, miniaturas de científicos y cartas con tres zonas y mucha información en las mismas.
A quien no le guste por una razón, le gustará por otra.
La única pega visual que le pongo son los números en el tablero, que afean mucho el aspecto general de la isla, pero también es cierto que son necesarios para saber con cuántos científicos se ha conseguido una especie.
Definitivamente, ¡precioso!
Experiencia personal

Sinceramente compré el juego porque a mi peque le entró por los ojos eso de las miniaturas de los exploradores y no tenía grandes expectativas puestas en él, pero me ha sorprendido gratamente.
Cuando lo abrí y vi de qué iba, pensé que había comprado un juego tonto que me había costado un pastón (para ser un juego tonto, claro!).
Ahora bien, cuando jugué la primera partida, me encantó.