
La idea de este blog surge de la siguiente pregunta: ¿qué pasa con aquellas personas que adoran los juegos de mesa cuando repueblan el planeta?
Quizás suene un poco rara, pero es mi realidad. Me encantan los juegos de mesa y siempre he tenido un grupo de personas a mi alrededor con las que quedar y pasarme tardes enteras juega que te juega… pero un día decidí tener descendencia… y lo conseguí.
Son maravillosos, adorables, achuchables y cientos de “ables” que los padres balbuceamos con cara de gatito de Sherk cuando nos preguntan por ellos. Pero también traen de serie un lado oscuro: exigen hasta el último minuto de tu tiempo. El primer año de vida de la criatura, con más o menos cansancio en el cuerpo, lo llevas bien. En su segundo año de existencia es alucinante ver como crecen, y aprenden, y descubren. Durante su tercer año ya empiezan a tener una personalidad un poco más respondona y crítica, y lo que es peor, una vida social mucho más plena que la de sus padres.
Fue en uno de esos compromisos sociales, más concretamente el cumpleaños de sus amigos, en el que realicé el descubrimiento. Os cuento un poco: en casa del cumpleañero pusieron a los más pequeños (léase mi peque de 4 años) a jugar a un juego de mesa “un poco raro”. No tiene dados, no tiene tablero, se construye sobre la marcha…. ¿que qué juego era? El Carcassone Junior. Es un juego de mesa bastante conocido, por lo que no voy a entrar en detalles (para eso hay páginas muy apañadas por ahí).
El caso es que mi peque se puso a jugar, entendió las reglas a la perfección y hasta le gustó!!!
Al día siguiente estaba yo desempolvando mi Carcassone (no junior) pensando: “si son capaces de jugar a la versión Junior, lo mismo si modifico las normas de este otro consigo también que jueguen….”
Y dicho y hecho!! No solo jugaban, sino que pedían que apagase la tele y la consola para poder jugar!!! Yo no salía de mi asombro!! Un juego para mayores de 8 años y que un niño de 4 es capaz de jugar con la eliminación de unas cuantas reglas que se pueden incorporar cuando sea algo más mayor…. Esto abría un interesante abanico de posibilidades en nuestras tardes más allá de los dibujos animados, consolas de videojuegos y parques….
Con este blog trataré de haceros llegar mi experiencia con mis hijos en este sentido: cómo he ido jugando con ellos a más y más juegos, cuánto les han gustado y qué condiciones o reglas les han podido dar más quebraderos de cabeza.
Muchas gracias.