
Esta tarde ha tocado desempolvar uno de los juegos que estas navidades nos trajo Papá Noel a casa: el Five Tribes.
También había que aprovechar el hecho de que mi peque de 7 años estuviese dormido, ya que este no es un juego que le apasione demasiado y le cuesta un poco ver las jugadas disponibles que hay sobre el tablero. Al final siempre hay que acabar ayudándolo porque se cansa un poco de hacer combinaciones de meeples sobre el tablero.
En cambio, a mi otra peque de 10 años le gusta bastante. Es cierto que en relación a la estrategia todavía no anda demasiado suelta, ya que va dejando jugadas preparadas para el siguiente jugador sin ser consciente de que lo está haciendo (dejando meeples sueltos en casillas aún no ocupadas), pero sí es cierto que se fija un objetivo, que suele ser la compra de genios, y suele obtener muy buenas puntuaciones, casi siempre superando los 100 puntos.
Una de las cosas que más me atrajo de este juego a la hora de elegirlo es que los turnos de comienzo de cada ronda se subastan. Cada uno paga lo que cree conveniente para ser el primer jugador de la ronda en curso, y eso le obliga a ser el primero en realizar la puja en la ronda siguiente para ver en qué posición comienza. Los que habéis jugado con peques tendréis en mente la típica pelea de “yo primero!”, “tú fuiste primero el otro día, ahora me toca a mí!”, “yo nunca puedo ser el primero! Siempre le toca al más mayor o al más pequeño, pero yo estoy en el medio!” (como Malcom in the Middle)… En este juego esta pelea no ha lugar. Tampoco tiene cabida el otro tipo de pelea: “si vamos a mano derecha (o izquierda, depende del caso) yo soy el último! Vamos ha hacerlo para el otro lado!”, a lo que el hermano purista responde “pero es que en las instrucciones pone que es así! No se puede cambiar!!… Vamos, que muchas veces se te quitan las ganas de jugar antes de comenzar la partida…. ¡Solucionado!

Otro de los detalles que evitan confrontaciones es que la preparación de la partida es costosa. Hay que colocar muchos meeples, cartas de genio, cartas de mercado, repartir los camellos…. hay tareas para todos! Por lo que muchas veces acaban dejándote solo y diciéndote “cuando esté todo listo me avisas, mamá!”. Bueno, al menos no se han peleado por ver quién coloca el tablero y las fichas!
Por último, la presentación es espectacular (o a mí me lo parece), con esas palmeras y esos castillos dorados… esos camellos, esos alminares de posición del jugador… y todo hecho de madera, y con colores llamativos… precioso, a mi entender, precioso.

El resultado de todo esto ha sido hoy una muy buena sobremesa de juegos, con una partida de una hora y cuarto aproximadamente. Muy recomendable!!
Como curiosidad de este juego, he leído por ahí que en una primera edición había cartas en el mercado con la que se podían comprar esclavos, y que tras las protestas recibidas se cambiaron por fakires… desde mi punto de vista, y puestos en contexto, creo que a veces rayamos en lo ridículo: lo mismo me da comprar una cosa que otra… al fin y al cabo son personas, no? Ahí lo dejo.