Pues esta semana llegamos con el primer artículo de una colaboradora que nos ha llegado a la página (ole ole y ole!!) y que nos habla de sus recuerdos de partidas al Jungle Speed. Espero que os guste!

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Cuando pienso en este juego me vienen a la cabeza no sólo las formas de colores inconexas y abstractas que aparecen en sus cartas sino un puñado de risas, luchas por ver quién agarraba el tótem primero y piques por ver quién se quedaba sin cartas primero partida tras partida.
Y sí, amigos, muchas veces lo que te gusta de un juego no es exclusivamente su dinámica sino las historias que te han ocurrido mientras jugabas o las personas con las que lo has compartido.
Descubrí el Jungle Speed cuando estuve de intercambio en Inglaterra, donde si bien es verdad que no se puede poner de excusa el frío o la lluvia para no salir (más que nada porque entonces no saldrías ningún día), muchas noches nos apetecía quedarnos en casa charlando o jugando a juegos. Pronto, se convirtió en nuestro preferido, en especial para los viajes de fin de semana o para pasar ratos muertos. Es rápido, fácil de jugar, de pequeñas dimensiones y que no necesita apenas preparación. Para los que llegaban nuevos y no lo conocían, en un par de partidas, que suelen además ser muy muy rápidas, entendían perfectamente la mecánica y aprendían a identificar las cartas.

El juego se compone de un tótem (una especie de palo de madera) y una baraja de cartas con diversas figuras de distintos colores. Al inicio de la partida, se coloca el tótem en el centro del grupo de forma que los jugadores se sientan alrededor. Se reparten todas las cartas, teniendo cada jugador un tomo de cartas que no pude ver; se colocan boca abajo. Cada jugador, por turnos, va sacando una carta de su tomo de cartas y la deja volteada boca arriba. Cuando las figuras contenidas en cartas de dos jugadores coincidan (con independencia de su color) deben coger el tótem. El más rápido en cogerlo le dará sus cartas jugadas al jugador más lento, que deberá recoger sus cartas jugadas y las que le entrega su contrincante y colocarlas bajo el montón de cartas de su mano. El jugador que se quede sin cartas tanto sobre la mesa como en su mano, gana la partida. Se puede continuar el juego hasta que todos los participantes se queden sin cartas o concluirlo en este momento.

Existen una serie de cartas especiales en el juego que complican un poco la explicación anterior: la carta de flechas hacia el centro que si aparece quiere decir que todos los jugadores pueden competir por el Tótem, la de flechas hacia el exterior que si sale hace que todos a la vez saquen una nueva carta de su mano y la carta de flechas de colores que implica que mientras esté visible en alguno de los montones de las cartas descubiertas las formas de las cartas no tendrán importancia, sino que los jugadores deberán fijarse en el color de las carta y atrapar el Tótem si otro jugador tiene una carta de su mismo color en juego.
En definitiva, Jungle Speed es un juego divertido, adictivo y rápido, que sirve para amenizar cualquier tarde entre amigos. Es válido para todas las edades, aunque es cierto que quizá para los más peques puede ser fruto de alguna que otra discusión por ver quién cogió primero el palo pues es algo que puede pasar incluso en partidas entre adultos. Un juego recomendable y que, como he comentado, me trae muy buenos recuerdos.
Autora: Sofuncina
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¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¿Habéis jugado a este juego? Seguro que a vosotros también os trae muy buenos recuerdos… ¡Compartidlo con nosotros!